La mirada de un niño esta llena de inocencia, esos locos bajitos tienen el poder de transmitir sus sentimientos con una naturalidad mágica, sin perjuicio alguno. Cuando miro a un niño a través de mi cámara espero el momento en que esté desprevenido, es entonces cuando afloran en sus expresiones sus experiencias vividas, siempre tan sinceros, con sus miradas, te entregan la esencia de su alma.